Sexo de supervivencia en mujeres sin hogar: la violencia invisible del 25N

Hoy, en el #25N, hablemos de una violencia estructural e invisibilizada: SEXO DE SUPERVIVENCIA.

VIOLENCIA DE GÉNERO

Irene de Ana

11/25/20256 min read

Una realidad que no aparece en las estadísticas

Cada 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional contra la Violencia de Género. Hablamos de maltrato, de feminicidios, de violencia psicológica y económica. Pero hay una forma de violencia de género que permanece prácticamente invisible en el debate público: el sexo de supervivencia que practican miles de mujeres en situación de sinhogarismo en España.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2022), en nuestro país hay actualmente más de 6.600 mujeres sin hogar. El 21,9% de ellas afirma haber sufrido alguna agresión sexual. Pero detrás de estas cifras frías se esconde una realidad aún más compleja y dolorosa: muchas de estas mujeres establecen relaciones sexuales o sexoafectivas no por deseo o elección, sino como estrategia de supervivencia.

El sinhogarismo femenino: un problema invisible

Antes de profundizar en el concepto de sexo de supervivencia, es fundamental entender el contexto del sinhogarismo femenino y por qué hablamos de una problemática invisibilizada.

El sinhogarismo en España ha experimentado un crecimiento preocupante. Según el INE (2022), actualmente hay 28.552 personas sin hogar, lo que supone un 24,5% más que en la última Encuesta a las Personas sin Hogar de 2012. Las mujeres representan el 23,3% de este colectivo, una cifra que ha ido en aumento en los últimos años.

Sin embargo, estos datos oficiales solo contabilizan a personas usuarias de centros asistenciales, dejando fuera a muchas otras. ONGs especializadas sitúan la cifra real en torno a 37.000 personas afectadas. Esta discrepancia nos habla de un primer problema: la falta de consenso sobre qué es exactamente el sinhogarismo.

La forma tradicional de medir el sinhogarismo invisibiliza especialmente a las mujeres. ¿Por qué? Porque las mujeres sin hogar suelen permanecer menos tiempo en la calle y tienen patrones de sinhogarismo diferentes a los hombres. Muchas se encuentran en situaciones de "exclusión residencial": viviendo bajo amenaza de violencia en la propia vivienda, en pisos ocupados, en situaciones de hacinamiento o en viviendas extremadamente precarias.

Además, las mujeres desarrollan estrategias de supervivencia que las mantienen fuera de los espacios públicos donde tradicionalmente se identifica a las personas sin hogar. Una de estas estrategias es, precisamente, el establecimiento de relaciones sexoafectivas como mecanismo de protección.

El perfil de las mujeres sin hogar en España

Según los datos del INE (2022), la mayoría de las mujeres sin hogar se encuentra en la franja de 45-65 años (44,59%), seguido de mujeres entre 30-40 años (32,80%). El 48,5% son solteras y el 28% están separadas o divorciadas.

Las causas que llevaron a estas mujeres al sinhogarismo son principalmente económicas: pérdida de trabajo y falta de capacidad para pagar la vivienda, lo que derivó en desahucio. Sin embargo, un dato especialmente relevante es que el 9,8% abandonó el hogar por haber sufrido violencia directa o porque sus hijos la sufrieron.

En cuanto a su situación actual, el 64,2% se encuentra en desempleo y no busca trabajo por problemas de salud. Y aquí encontramos otro dato crucial: las mujeres sin hogar presentan en mayor medida alguna enfermedad crónica (43,6%) y una afectación significativa en su salud mental, con un 67,8% presentando algún síntoma depresivo.

¿Qué es el sexo de supervivencia?

El término "sexo de supervivencia" hace referencia a todos aquellos intercambios sexuales que realizan las mujeres sin hogar para obtener recursos básicos: comida, dinero, un lugar donde dormir, protección frente a otras violencias.

Es fundamental entender que no estamos hablando de prostitución en el sentido tradicional del término. No es un intercambio económico directo y planificado. Es una estrategia desesperada de supervivencia en un contexto de vulnerabilidad extrema.

La "protección" como mecanismo de supervivencia

Durante mi investigación sobre este tema, uno de los hallazgos que más me impactó fue descubrir que muchas mujeres sin hogar establecen relaciones sexoafectivas con hombres específicamente como mecanismo para prevenir sufrir agresiones de cualquier tipo.

La lógica es tan dolorosa como comprensible: ante la alta vulnerabilidad a sufrir violencia sexual en la calle (recordemos: el 21,9% ha sufrido agresiones sexuales), muchas mujeres "eligen" estar con un hombre que las "proteja" de otros hombres. Aunque esto implique permanecer en relaciones que son, ellas mismas, violentas.

Esta "protección" tiene un precio: sexo a cambio de un sitio donde dormir, de no estar sola en la calle, de tener a alguien que aleje a otros agresores potenciales.

El ciclo de la violencia estructural

Para entender el sexo de supervivencia como violencia de género, necesitamos alejarnos de la concepción individualista de la violencia y mirar las estructuras que la hacen posible.

De la violencia de género al sinhogarismo

Uno de los principales factores de riesgo para el sinhogarismo femenino es haber sufrido algún tipo de violencia a lo largo de la vida, específicamente violencia intrafamiliar o de género. Esta violencia afecta a la mujer en todas las áreas y dimensiones de su vida, teniendo un impacto devastador en la pérdida o deterioro de su red de apoyo social.

Es decir, la violencia de género no solo causa daño directo, sino que destruye las redes que podrían proteger a la mujer, llevándola en muchos casos al sinhogarismo. Una vez en situación de sinhogarismo, las mujeres presentan una mayor vulnerabilidad a ser víctimas de nuevas agresiones sexuales. Se genera así un ciclo perverso:

  1. Violencia de género → Pérdida de red de apoyo

  2. Sinhogarismo → Alta vulnerabilidad a violencia sexual

  3. Sexo de supervivencia → Permanencia en relaciones violentas

  4. Más violencia → Mayor traumatización y deterioro

Este ciclo es lo que denomino violencia estructural: un sistema que expulsa a las mujeres de los espacios seguros y las coloca en situaciones donde su único recurso es su propio cuerpo.

Las consecuencias invisibles: trauma y salud mental

Las mujeres que practican sexo de supervivencia presentan elevados niveles de traumatización. Los estudios internacionales relacionan esta práctica con:

  • Alto número de intentos de suicidio

  • Mayor vulnerabilidad y desprotección a sufrir más agresiones dentro de las relaciones de "protección"

  • Trastornos de estrés postraumático

  • Síntomas depresivos graves

  • Sentimientos de culpa, vergüenza y degradación

  • Pérdida de autoestima y de identidad

Recordemos el dato: el 67,8% de las mujeres sin hogar presenta algún síntoma depresivo. Esta cifra no es casual. Es el resultado de años de violencias acumuladas, de estrategias de supervivencia que requieren disociarse de una misma, de vivir cada día sin saber dónde se va a dormir esa noche.

Esto es Violencia de Género

Como sociedad necesitamos:

1. Reconocer y visibilizar: El primer paso es reconocer que esto existe y está pasando ahora mismo, en nuestras ciudades. No podemos intervenir sobre lo que no nombramos.

2. Cambiar la forma de medir: Necesitamos ampliar la definición de sinhogarismo para incluir todas las formas de exclusión residencial que afectan especialmente a las mujeres.

3. Políticas públicas específicas: Los recursos para personas sin hogar suelen estar diseñados pensando en hombres. Necesitamos recursos específicos para mujeres que tengan en cuenta sus necesidades particulares y las violencias específicas que sufren.

4. Enfoque de prevención: Intervenir antes de que las mujeres lleguen al sinhogarismo: protección efectiva frente a la violencia de género, políticas de vivienda accesible, redes de apoyo social.

5. Atención en salud mental especializada: Considerando los altos índices de traumatización y síntomas depresivos, es fundamental garantizar acceso a atención psicológica especializada en trauma complejo.

Hoy, 25 de noviembre, cuando hablamos de violencia de género, pensemos también en ellas. En las mujeres que sobreviven en las calles de nuestras ciudades. En las que nadie ve porque han aprendido a ser invisibles. En las que tienen que "elegir" entre violencias porque no hay opciones seguras.

Pensemos en que cuando una mujer no tiene hogar, no tiene red, no tiene nada, y su cuerpo se convierte en su única moneda de cambio, eso no es libertad. Es vulneración de derechos humanos. Es violencia de género estructural. Y está pasando aquí, ahora.

La violencia de género no solo está en las casas. Está también en las calles, en la exclusión, en la invisibilidad, en la falta de alternativas. Está en cada mujer que tiene que sobrevivir como puede en un sistema que la ha abandonado.

Referencias:

  • Instituto Nacional de Estadística (INE). (2022). Encuesta a las personas sin hogar.

  • Hogar Sí. (2022). Informe sobre sinhogarismo en España.

  • Instituto Global de Personas Sin Hogar (IGH). (2018). Marco de clasificación del sinhogarismo.

  • Matulič, M. V., et al. (2022). Exclusión residencial y sinhogarismo femenino en España.

  • Emakunde. (2016). Mujeres sin hogar y violencia de género.

  • FEANTSA. (2007). Violencia de género y sinhogarismo femenino.

  • De Inés, M., et al. (2019). Sexo de supervivencia en mujeres sin hogar.

  • Warf, C. W., et al. (2013). Survival sex and mental health outcomes among homeless youth.

  • Rodríguez-Moreno, S., et al. (2020). Factores de riesgo del sinhogarismo femenino.

  • Vázquez, J. J., et al. (2021). Consecuencias del sinhogarismo en salud física y mental.

Sobre este artículo: Este contenido está basado en mi Trabajo de Fin de Máster sobre sexo de supervivencia en mujeres en situación de sinhogarismo. Si te interesa profundizar en el tema, puedes descargar el trabajo completo aquí.