TEPT Complejo: Cuando las heridas del trauma se vuelven parte de nuestra historia
El trauma no siempre deja cicatrices visibles. A veces aparece en la intimidad, en forma de dolor, bloqueo o desconexión. Aquí exploramos por qué ocurre y cómo afrontarlo.
TRAUMA
Irene de Ana
10/1/20254 min read



Imagina que tu cuerpo y tu mente fueran una casa. Cada experiencia vital deja huellas: algunas son cuadros que decoran las paredes, otras son grietas pequeñas que apenas se notan. Pero cuando las experiencias son demasiado duras, repetidas y sin escapatoria, esas grietas pueden extenderse por toda la estructura. Eso es lo que ocurre con el trastorno de estrés postraumático complejo (TEPT-C): no es una sola herida, sino muchas, acumuladas en el tiempo, que afectan a la forma en la que nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo.
El TEPT-C ha sido objeto de creciente investigación en los últimos años, especialmente desde que la CIE-11 (OMS, 2019) lo incluyó como un diagnóstico diferenciado del TEPT clásico. Hoy sabemos que entender sus características es clave para brindar apoyo a las personas que han vivido traumas prolongados, como violencia de género, abuso infantil o relaciones marcadas por el maltrato psicológico.
Entonces, ¿qué es el TEPT-C? A diferencia del TEPT clásico, que suele aparecer tras un evento traumático concreto (un accidente, una agresión, una catástrofe), el TEPT complejo surge tras exposiciones prolongadas y repetidas a situaciones traumáticas, generalmente en contextos donde la persona no puede escapar. Algunos ejemplos de situaciones asociadas:
Niños que crecen en entornos de maltrato físico o emocional.
Mujeres que viven durante años en relaciones de violencia de género.
Personas sometidas a cautiverio, trata o entornos de explotación.
El denominador común es la falta de control y de salida. Cuando el trauma es repetido y constante, la mente no solo desarrolla síntomas relacionados con el miedo o los recuerdos intrusivos, sino que también se ve afectada la identidad, la autoestima y la capacidad de relacionarse.
¿Cómo reconocer el TEPT-C?
Veamos algunos ejemplos:
Marta, 35 años, vivió una relación de maltrato durante más de una década. Hoy, incluso después de haberse separado, le cuesta tomar decisiones porque teme equivocarse. Vive con un sentimiento constante de “no valgo nada” y se aísla de sus amistades porque piensa que no merece su apoyo.
Luis, 28 años, creció con un padre autoritario y violento. Aunque trabaja y tiene una vida aparentemente estable, cada vez que un jefe le levanta la voz, se bloquea y siente que vuelve a ser ese niño indefenso.
Estos ejemplos reflejan cómo el TEPT-C no solo se manifiesta en “recuerdos del pasado”, sino en patrones emocionales y de relación que se repiten en el presente. La CIE-11 define tres núcleos de síntomas en el TEPT-C que lo diferencian del TEPT “simple”:
Síntomas del TEPT clásico
Recuerdos intrusivos, flashbacks, pesadillas.
Evitación de lugares, personas o pensamientos relacionados con el trauma.
Hiperactivación (hipervigilancia, sobresaltos, dificultad para dormir).
Alteraciones emocionales persistentes
Sensación crónica de vacío, culpa o vergüenza.
Explosiones de ira o incapacidad para regular las emociones.
Problemas en la autoimagen y en las relaciones
Sentirse “roto/a” o defectuoso/a.
Dificultad para confiar en los demás o establecer vínculos sanos.
Aislamiento o dependencia extrema.
Un metaanálisis de Karatzias et al. (2019, European Journal of Psychotraumatology) confirma que estas alteraciones en la autoorganización son lo que hace único al TEPT-C y lo que más afecta a la calidad de vida de quienes lo sufren.
¿Cómo afecta el TEPT-C en el día a día?
El impacto del TEPT-C va mucho más allá de los síntomas visibles. Según Hyland et al. (2021, Journal of Affective Disorders), las personas con TEPT complejo tienen mayor riesgo de depresión, problemas de pareja, conductas de riesgo y dificultades laborales.
Algunos efectos cotidianos incluyen:
Problemas para mantener relaciones estables.
Sensación de desconexión del propio cuerpo.
Estrategias de afrontamiento poco saludables (consumo de sustancias, autolesiones, hiperactividad laboral).
Creencia de que “no hay salida” o que el futuro está condenado a repetir el pasado.
La buena noticia es que el TEPT-C puede tratarse. Las investigaciones recientes muestran que el abordaje más eficaz combina técnicas centradas en el trauma con un trabajo profundo en la regulación emocional y las relaciones.
Algunas estrategias y enfoques clave son:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): permite identificar y cuestionar pensamientos rígidos o creencias negativas (“soy débil”, “no valgo nada”), desarrollando nuevas formas de interpretar la experiencia y de relacionarse con uno mismo.
Técnicas narrativas: ayudan a la persona a reconstruir su historia desde una posición de mayor agencia y fortaleza. El trauma deja la sensación de haber perdido el control de la propia vida; reescribir la narrativa permite integrar las experiencias dolorosas sin que definan toda la identidad.
Enfoques humanistas: ponen el foco en la autenticidad, la empatía y la validación emocional, creando un espacio seguro donde la persona pueda sentirse vista y aceptada en su totalidad. Esto favorece la reparación del daño causado por vínculos en los que hubo negligencia, abuso o violencia.
Un estudio de Cloitre et al. (2020, European Journal of Psychotraumatology) resalta que los tratamientos más efectivos para el TEPT complejo son aquellos que incluyen estabilización emocional, procesamiento del trauma y fortalecimiento de las relaciones. Los enfoques mencionados permiten trabajar cada uno de estos aspectos de manera integradora y progresiva.
El TEPT complejo nos recuerda que el trauma no siempre se limita a un solo episodio. A veces, se convierte en un telón de fondo constante que moldea la identidad, la forma de sentir y de relacionarse. Reconocerlo no es etiquetar a la persona, sino dar un nombre a su dolor y abrir una puerta a la recuperación.
Si te has visto reflejado/a en algunas de estas experiencias, recuerda que no estás solo/a. El primer paso puede ser buscar ayuda profesional para comenzar a reconstruir la seguridad y el vínculo contigo mismo. ¡Estaré encantada de acompañarte!
Referencias bibliográficas
Cloitre, M., et al. (2020). Evidence for the coherence and integrity of the Complex PTSD (CPTSD) diagnosis: A review of the literature. European Journal of Psychotraumatology, 11(1).
Hyland, P., et al. (2021). Associations between ICD-11 PTSD, Complex PTSD and depression: A network analysis. Journal of Affective Disorders, 279, 505-513.
Karatzias, T., et al. (2019). Complex PTSD in ICD-11: A review of the evidence on its impact and implications for treatment. European Journal of Psychotraumatology, 10(1).
Organización Mundial de la Salud (2019). Clasificación Internacional de Enfermedades, 11ª edición (CIE-11).
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