La heredabilidad del trauma en la dinámica familiar
En este artículo continuamos ahondando en el trauma transgeneracional y descubrimos cómo puede transmitirse de generación en generación a través de patrones de crianza, comportamientos y narrativas familiares.
TRAUMA
Irene de Ana
2/6/20254 min read



Como hemos visto anteriormente aquí y aquí, el trauma no solo afecta a quien lo vive directamente, sino que puede transmitirse de generación en generación a través de patrones de crianza, comportamientos y narrativas familiares. Sin darnos cuenta, muchas veces heredamos miedos, reacciones emocionales y maneras de relacionarnos que tienen sus raíces en experiencias dolorosas del pasado de nuestra familia.
Esta transmisión puede darse de forma sutil, a través de actitudes, silencios o creencias que moldean nuestra forma de percibir el mundo y de interactuar con los demás. Por ejemplo, el miedo al conflicto, la dificultad para establecer vínculos cercanos o una tendencia a la hipervigilancia pueden ser respuestas heredadas a experiencias traumáticas previas.
Al comprender que estos patrones pueden no ser enteramente nuestros, sino parte de una memoria emocional transmitida a lo largo del tiempo, podemos comenzar a cuestionarlos y trabajar en su transformación.
¿Cómo la Dinámica Familiar o los Patrones de Crianza pueden transmitir el Trauma?
Las experiencias de nuestros antepasados moldean, en gran medida, la forma en que nos educan y nos relacionamos con el mundo. Cuando una persona ha vivido situaciones traumáticas —como violencia, abuso o abandono— puede desarrollar mecanismos de defensa que luego se reflejan en su estilo de crianza. Algunos de estos patrones incluyen:
🔹 Sobreprotección: Un padre que ha crecido en un ambiente de inseguridad extrema puede desarrollar una tendencia a la sobreprotección, limitando la autonomía de sus hijas e hijos por miedo a que sufran.
🔹 Dificultades para gestionar emociones: Si una familia ha reprimido sus emociones durante generaciones, es probable que las nuevas generaciones tengan dificultades para expresar y regular lo que sienten.
🔹 Autoritarismo o desapego: Progenitores que han sido criados en entornos estrictos o fríos emocionalmente pueden repetir estos modelos con sus propios hijos e hijas, perpetuando una desconexión afectiva.
Estos patrones no son conscientes en la mayoría de los casos, pero pueden influir profundamente en la manera en que se vive la infancia y, posteriormente, en la vida adulta. Veamos algunos ejemplos para entender mejor este punto:
🌀 Miedo irracional al fracaso: Un adulto que siente una gran ansiedad ante los errores puede haber crecido en un entorno donde el perfeccionismo era la norma, reflejando la presión que sus propios padres recibieron.
🌀 Dificultades para confiar en los demás: Si en una familia ha habido antecedentes de abandono o traición, es común que los descendientes desarrollen una desconfianza generalizada en sus relaciones interpersonales.
🌀 Sentimiento de culpa sin motivo aparente: Algunas personas crecen sintiéndose responsables de la felicidad o bienestar de los demás, especialmente si han sido criadas en familias donde el sacrificio era la única forma de demostrar amor.
🌀 Ansiedad ante el dinero o la estabilidad: En familias que han vivido crisis económicas severas, los descendientes pueden desarrollar una relación disfuncional con el dinero, ya sea acumulándolo con temor o evitando hablar de él.
Comprender que estas emociones y comportamientos pueden no ser enteramente “nuestros”, sino parte de una herencia emocional, nos permite dar el primer paso hacia el cambio.
Pero, ¿cómo se transmiten estos patrones?


Las historias que escuchamos en casa sobre la vida, las relaciones y el mundo tienen un impacto profundo en nuestra identidad y creencias. Estas narrativas pueden transmitir resiliencia o, por el contrario, perpetuar el sufrimiento.
📖 Ejemplo de narrativa limitante: “En nuestra familia, siempre hemos tenido mala suerte en el amor.” Una creencia así puede generar miedo a las relaciones, repitiendo patrones de autosabotaje.
📖 Ejemplo de narrativa resiliente: “Nuestra familia ha pasado por tiempos difíciles, pero siempre hemos salido adelante.” Este tipo de mensaje puede fortalecer la seguridad en uno mismo y la capacidad de afrontar desafíos.
Las narrativas familiares influyen en la manera en que nos percibimos y en nuestras decisiones. Revisarlas y resignificarlas en terapia puede ser un paso clave para liberarnos de cargas emocionales innecesarias.
Rompiendo el Ciclo: caminos hacia la sanación
Afortunadamente, el trauma transgeneracional no es una sentencia. Existen múltiples maneras de romper estos ciclos y construir una relación más sana con nosotros mismos y con nuestras familias:
✔ Terapia psicológica: Espacios como la terapia familiar o el trabajo individual permiten identificar y transformar patrones heredados.
✔ Autoconciencia: Reflexionar sobre nuestras reacciones emocionales y cuestionar su origen puede ayudarnos a responder de manera más consciente.
✔ Cambio en la narrativa: Reescribir la historia familiar desde una perspectiva más compasiva y resiliente permite generar una identidad más saludable.
✔ Construcción de nuevas dinámicas: A través de la crianza consciente y la comunicación emocional, es posible evitar que ciertos patrones se transmitan a las nuevas generaciones.
El trauma transgeneracional puede ser una carga invisible, pero también una oportunidad para sanar. Al comprender la influencia de nuestra historia familiar, no solo nos liberamos a nosotros mismos, sino que también ofrecemos a las generaciones futuras un legado emocional más sano y consciente.
Si sientes que ciertos patrones familiares están afectando tu bienestar, dar el paso hacia el autoconocimiento puede marcar la diferencia. En terapia, podemos trabajar juntos para romper estos ciclos y crear nuevas formas de vivir y relacionarnos.
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